Esta entrada la escribí tras la muerte de mi suegro, hace ocho meses y medio, ahora, con la pérdida de mi padre, la comparto de nuevo:

Cuando un cuerpo se apaga para siempre… quedan los recuerdos en las personas queridas, en esas mentes y en esos cuerpos que todavía funcionan, pero que un día, también dejarán de funcionar. La vida de una persona continúa mientras haya otra persona que le recuerde. Vivir es hermoso y conlleva alegrías y tristezas, idas y venidas, nacimientos y muertes… Saber entenderlo todo en su conjunto ayuda a tener una vida más plena. Vida y muerte son dos caras de la misma moneda, es lo que hay. Vivamos una vida plena y cuando llegue el momento de nuestro viaje a otra parte, despidámonos agradecidos por todo lo vivido y por lo que “quizás”, todavía falte por llegar…

… igual para la próxima vida me pido…

… ya lo pensaré…
 
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