Mi tercer parto ha sido muy diferente a los otros dos. Tras un larguísimo “embarazo”, sin cambios fisiológicos, llegó el momento tan ansiado.
Todo comenzó con una llamada de teléfono de un número reconocido. Comenzaron los nervios… ¿realmente había llegado el momento? Intuía que sí, que esta vez estaban realmente empezando las “contracciones”, diferentes a las fisiológicas pero emocionalmente igual de intensas.
Por fin iba a conocer a mi pequeño… ¿cuándo ocurriría, qué edad tendría, qué sexo, cómo sería…? ¿En qué momento nació para mí mi hijo pequeño? ¿cuando nos lo dijeron? ¿cuando nos enseñaron la foto? ¿cuando lo vimos en persona? ¿cuando vino a casa con nosotros?
Fue un parto intenso y hermoso que duró varios días. Tras el parto llegó el encuentro, la vida en común, el compartir, el empezar a conocernos, el amarnos…
Mi hijo pequeño nació de otro vientre, el que le dio la vida, ha llegado a mí por otro camino pero es hijo mío de igual forma. Él nació en una familia y ahora ha vuelto a nacer en otra, le engendré en mi corazón y en mi alma al sentir el deseo de tenerle y le parí tal y como he relatado. Le adoro desde el primer momento, exactamente igual que a los otros dos.
 
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