Durante varios años tuve diario, en él escribía mis alegrías y mis penas. Cada 31 de diciembre lo cogía y hacía un “balance” del año. Reflexionaba sobre las cosas “importantes” (todo es importante… jeje) que me habían sucedido y cómo las había vivido. Después pensaba “a un año vista” en qué quería para mí, qué esperaba de mi vida durante ese periodo que iba a comenzar al día siguiente… y hacía mis planes, mis propósitos, mis objetivos…
Recuerdo ese diario y esa costumbre del “balance anual” en el día de Nochevieja con cariño y aunque ya no lo haga por escrito lo sigo haciendo mentalmente, siempre analizo lo que he conseguido y focalizo en lo que quiero hacer, en lo que quiero ser…
Este año el “balance” ha sido muy positivo y preveo para el 2011 buenas experiencias rodeada de buena gente. Continúo construyendo mi propia realidad.
Te animo a construir conscientemente la tuya.
¡FELIZ 2011!