Yo siempre me he sentido mujer salvaje, mi forma de ser, de pensar, de sentir… no encajaba con el resto, me sentía enjaulada, supongo que porque en mi entorno no había gente como yo, aunque la hubiese en otros sitios; con los años pude comprobar que no estaba sola, que había más mujeres salvajes y también hombres. Fue un gran alivio para mí ir descubriendo eso poco a poco.
Mujer madre salvaje me sentí desde que me quedé embarazada por primera vez. Era algo que estaba sucediendo dentro de mí, solo en mí y yo tenía el poder sobre ello, yo elegí cómo quería vivirlo, sentirlo, parirlo, criarlo… Tenía a mi hijo dentro de mí, creciendo y eso me hacía sentir poderosa, estaba dando vida. Solo aceptaba de fuera lo que encajaba en mi forma de ver y entender la vida, sabía que quería luchar contra todo y contra todos los que se interpusieran entre mi niño y yo, nacería en casa, no quería que nadie me tocase ni me hiciese nada que no fuese imprescindible, no quería sentirme invadida, no quería lavativas, ni goteros, ni rasurado, ni episiotomía… quería que todo el mundo me dejase vivir en paz la única experiencia en la que de verdad sentía que podía ser “libre”, quería ser como todas las madres salvajes del reino animal a través de los tiempos. A mi bebé le recibiríamos papá y mamá, en un ambiente acogedor y tranquilo, en el que primara el amor. Nadie le haría nada innecesario, le daría el pecho el tiempo que nos diera la gana a los dos y le tendría en brazos infinitamente si hacía falta…
Afortunadamente, todo pudo ser como estaba previsto y yo me sentí la mujer madre salvaje más feliz del mundo. El parto fue la experiencia más bonita que he tenido en mi vida. Me sentí fuerte y libre, el agotamiento físico iba acompañado de una sensación de plenitud y paz inmensa, difícil de describir con palabras. Esta experiencia me ayudó muchísimo a seguir siendo salvaje, pero ya no tanto a escondidas, sintiéndome diferente y con miedo a no ser aceptada, sino mirando hacia adelante y mostrándome tal como soy. No volví a dejar que me enjaularan. Hubo un segundo parto, también en casa y también maravilloso. Y llevo diez años siendo madre salvaje de un niño y una niña preciosos.
Anaís Isarre
Publicado en “Maternidad y ecología” Cursos de verano 2009. Universidad de Zaragoza. Directora: Mª Jesús Blázquez García